lunes, 19 de mayo de 2014

El Fuego apagado.

El fuego que apagué con mis lágrimas
era un fuego Hadicamente ardiente,
centellante y deslumbrante,
como su sonrisa de más de mil
sagaces amaneceres.

El fuego que apagué con mis lágrimas,
parecía una vela, que lenta
deshacía suave cera,
como se deshacen nubes de amor
En el claro cielo del olvido

El fuego que apagué con mis lágrimas,
mil veces hizo que ardiese mi alma.
Tan cálido, tan salvaje,
tan salvaje como los rugidos
feroces de mi alma vagabunda.
¡Loor a este fuego que se ahoga!
¡Gloria a ti que lo encendiste!
Tú, fuego de mi alma túrbida,
¿Te vas para no volver jamas?

El fuego que apagué con mis lágrimas...
¿Realmente te apagaste mi fuego
o sencillamente decidiste,
mantenerte aletargado?


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