miércoles, 28 de mayo de 2014

Soneto III. Olvido noctámbulo.

Mi grito, ya seco, ecos de tu voz
resuenan como un recuerdo leve,
que reprochante, este loco bebe
y le quebranta de un modo atroz.

La melancolía me ruge feroz,
paseo por los bares hasta que acabe,
pues ya que el perderse no es grave,
para quienes algo perdieron precoz.

Me crispa un jaleo el corazón,
al pensar que tu orgullo libertino
te alejó de mi como un polizón.

Más, de repente, soberbio destino,
muy cerca, a dos mesas, sin razón,
hallo una sonrisa sin inquilino.

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