Y sin más, se marcharon al exilio;
Perséfone seguía en el infierno,
se marcharon y todavía era invierno,
se marcharon, quedó pena y delirio.
Testimonios del amor y su idilio,
culpables de versos de este cuaderno.
Hijos de la pasión y el deseo tierno.
Se fueron. Mi corazón pide auxilio.
Nacidos sin temores, entre excesos,
se desposaron de los labios y murieron,
se quebraron como bustos de yeso.
De mi alma vagabunda se rieron,
los besos, amor mío, nuestros besos.
se marcharon al exilio, se fueron.
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