miércoles, 24 de diciembre de 2014

Noches en el Virgo


Con neones desganados 
y un destello rojo y lila,
cuarentones van llegando;
luce Virgo en la avenida
cuarentones y no tanto
entre música latina.
***
Martina cerró la puerta
cuando la ciudad dormía,
escasas y difusas luces
a la noche resistían.
Una rebeca violeta
los Levis color ceniza
y los nervios a flor de piel,
lo manifestó su prisa.
El ambiente hipertrofiado,
un holocausto de risas
cuando amaneció la noche
cuando entró al Virgo Martina.
Le dijeron que esperase
y en una y media tardía
se detuvieron los bailes
se corrieron las cortinas;
bajo el centro de los focos
revoloteó en la tarima,
trémula, cogió el micrófono.
se le escapo la sonrisa.
Era su primera noche.
Entonó una melodía
Siglo veinte cambalache...
El público enmudecía;
no se encontraba en el Moulin
ni en el ojo de la crítica
no era el Gorrión de Paris,
era una voz libre y viva,
quizás otra madrugada
quizás otra lo sería.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Los amantes salmantinos.


Tras dejar a sus espaldas
el transitado corrillo,
por la Rúa, ya se acercan
los amantes salmantinos.
En la fachada, turistas
buscan la rana perdidos,
los amantes se sonríen,
lo conocen desde niños.
Los bares de la Latina,
una pausa en su camino.
Tirando hacia Tentenecio,
ya se siente cerca el río.
-Cruz de los ajusticiados-
justo allí se han detenido;
ni la timidez manceba
ni los ojos del gentío
detienen sus bocas jóvenes,
al despertar la libido;
labios en tocata y fuga,
besos que olvidan el frío.
Sin apenas darse cuenta
el día se ha dormido,
por la ribera del Tormes
diez dedos marchan unidos,
a su izquierda la casa Lis,
recordando el modernismo,
y hacia el fondo a la derecha,
la automoción logra un sitio.
Las aceras de San Pablo
prosiguen su recorrido,
hasta que Colón señala
dirección al paraíso.
Recordando sus anécdotas
viviendo para si mismos
se cuelan en la Gran Vía
no sin besos repentinos.
La noche les acaricia,
son amantes salmantinos.