lunes, 19 de enero de 2015

Nos acostumbramos a no amarnos.

Nos acostumbramos a no amarnos
evitarnos, jugar al despiste
y como otros, nos vimos buscando
indagando en pasados febriles.
Nos acostumbramos a no pensar
fingirnos ajenos de lo triste,
así nuestras pasiones se ahogaron
entre pecados irredimibles.
Nos hartamos de nuestras manías
y de nuestras riñas infantiles,
Descuidamos los viejos afectos:
Las visitas sin llamar al timbre
los diez narcisos sin remitente
y los paseos, risas y chistes.
Nos acostumbramos a no amarnos
un viejo tópico, se repite.
***
Recuerdo cuando nos conocimos,
por entonces eran días grises,
tomabas algo con tus amigas
yo acaba de salir del cine,
y ahí nuestras miradas se cruzaron;
exagero, quizás ni me viste.
Otra tarde, rondando por Mayo
No se si era el catorce, o el quince
Indagando por la biblioteca
Entre novelas de Agatha Christe
Te hallé buscando muy concentrada
No pude evitar interrumpirte
Dije bobadas, que era poeta,
Y que suerte que no me creíste
Al final te olvidaste del libro
Yo descubrí mi talón de Aquiles
Después pasó lo que suele pasar
La tristeza sufrió un gran declive
Nos queríamos, y sin quererlo,
Solo había riñas infantiles
Crecían nuestras dosis de cariño
Nunca el cielo fue tan apacible
Nos acostumbramos a sorpresas
A visitarnos sin llamar al timbre
A mandarnos algunos narcisos
A las tardes oyendo mis chistes
Nos acostumbramos demasiado
Terminamos jugando al despiste
Nos acostumbramos a no amarnos
Y juntos, ya no fuimos felices.















No hay comentarios:

Publicar un comentario