(como la de un joven cualquiera) fuego
hirsuto y temerario;
rabia fresca vestida de desprecio
Los sueños, como siempre,
a veces más ahumados por el miedo
Las endorfinas bailan cada vez
más de alcohol que de besos
Así ciegos de ganas
confusos y perplejos
metemos la quinta marcha, cerramos
los ojos, nos olvidamos los frenos
Algún día tal vez
nos preguntarán por nuestro secreto
y les diremos todo lo que fuimos:
Jóvenes en exceso
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